Capitulo I

Llovía. En realidad no sabia que me había traído hasta acá. No soy una de esas persona que hacen las cosas al azar, ni mucho menos que no piensan las cosas antes de actuar, pero algo en mi interior me llamaba, me arrastraba y no me permitía moverme lejos de aquel desolado lugar. Un lugar que no olvidaría durante toda mi vida ya que aquí fue donde morí.

El momento de mi visión es confuso y escalofriante. Mi prometida yace ante mi manchada de sangre y lodo. Su asesino está arrodillado ante ella pidiéndole perdón y diciendo cosas que para mi no tienen sentido. Tengo un arma en la mano. No sé como reaccionar. Me eh quedado sin recuerdos. No tengo nada. No puedo sentir nada. Solo un gran vació. Si. Me siento vació.

Dirijo el arma ante mi cabeza. Al momento de sentir el frió cañón en mi cráneo la rabia se apodera de cada poro de mi ser. El asesino esta ante mí, rogando, suplicando. Sus ojos lastimeros expresan dolor. ¿Pero acaso también se ve un poco de placer? Sus manos sucias tocan su cara desquiciada que llora en una estúpida turbulencia. Comenta que su padre le ordeno matar. Alucinaciones de una mente retorcida. ¿Y la violación donde queda? ¿Y la tortura? ¿Y el dolor? Nadie se puede llevar el dolor. Ni la más grande venganza o las más tétrica soledad. ¡¿También te ordeno vejarla, maldito?!...

Quito el cañón de mi sien. La dirigió hacia su embustero corazón. Y aprieto el gatillo.

Llovía. En realidad no sé que me ha traído hasta acá. Pero sé que soy un asesino.

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