La princesa y el gentilhombre

Un día, una princesa, cansada de la monotonía del castillo, de las hipocresías y las falsas caricias, decidió salir a caminar por el bosque. Caminado llego a un claro donde el sol se filtraba por entre las grandes copas de los árboles y el viento silbaba suave, como un susurro. Era el hogar de un gentilhombre al que todos tenían por sabio y noble. Se sentó a orillas del arroyo que cruzaba por allí y se quitó las zapatillas.

El hombre sabio camino despacio detrás de la doncella. Su encorvada espalda no le permita dar un más paso más grande a 1 codo. Caminaba despacio, sin prisa, sin temor. Su cara mostraba las marcas de años de sol y andanzas. Sin embargo mostraba pureza y felicidad.

La princesa se dio cuenta de la sombra que lentamente estaba detrás de ella. Giro la cabeza y pidió disculpas por la intromisión.

-No tienes de que disculparte pequeña, el bosque están tuyo como mio.

-Aun así gentil ermitaño, no es cortesía entrar en los territorios de otros. Así sea el más grande imperio o la más humilde casa.

Y así, de pronto, una chispa corrió por sus cuerpos. La chispa que une a los niños con los pájaros, a los ancianos con su dios, a los vagabundos con los perros. La chispa de la confianza, de donde nace la llama de la amistad. Platicaron de cosas pasadas y metas posteriores. De recuerdos felices y caídas.

-Joven anciano, dígame ¿como hace una persona de su edad mantenerse tan jovial?

-Es sencillo mi niña. Solo cierra los ojos...piensa en algún momento en el que te sentiste plena...deja que ese recuerdo te embargue, te llene...piensa en la última vez que hiciste algo por el simple placer de hacerlo...recuerda el último sueño placentero, ese donde volaste o reinaste...deja que esos recuerdos inunden tu ser...

Después abre tus ojos y levantate cada mañana con la firme convicción de que vivirás ese día como si fuera el último...haz tus cosas de la manera más agradable posible...pero no las hagas con prisa...no temas, tienes toda la vida por delante, no te apresures a vivirla...disfrutala...pon una sonrisa en tu bello rostro, sal a la calle...saluda a todas aquellas personas que se crucen por tu camino...

Y si note devuelven el saludo, no te sientas mal, esa persona no tiene el gozo que tú tienes...el de vivir...

Si te enojas, sacalo de la manera que más te libere...golpea la pared o escribe...pinta o grita...pero que no sea por más de 5 minutos...porque te envenenarías el alma...si lloras hazlo a caudales...no te arrepientas de tu humanidad...pero recuerda dos cosas: no guardes por mucho tiempo el recuerdo triste...y no todas las lagrimas son deprimentes...

Reúnete de gente que vele por ti, pero que te deje caer...te ayudaran a levantarte y sabrás si realmente valen la pena...No añores más de lo que tienes, porque querrás más...pero no te conformes con poco, sino, con lo justo...

¡Ama de la manera más entrañable, vive hoy, respira cada sentimiento, juega y ríe!

Con eso, mi niña, vivirás joven.

La noche caía mientras la princesa reía. Uno de los más grandes secretos le era revelado. Se sentía dichosa y satisfecha. Había encontrado a un amigo. Y sabia que contaba con él. Para lo que quisiera.

Regreso a palacio, donde los albureros la esperaban con la cara de aflicción pero el corazón duro. Regreso donde las personas son falsas y las mentiras abundan. Pero no olvido lo hablado con su amigo...

...así como espero que no lo olvides tú.

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2 comentarios:

  1. Yo escribo por horas y leo por horas... ¿Será que es malo?

    A mi no me gusta la juventud.
    Bueno, más bien, no creo en el tiempo.

    Verás, como me dijeron ya, el tiempo no existe. Solo es una medida inútil.
    Lo que existe es el movimiento.

    Por eso no veo mucho la edad... excepto en los niños, por que esos no me gustan.

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  2. que salto de sentimientos tan grande, estaba acostumbrada al gore, soledad y locura.

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