Diario de un Demente. Dia 4 ~ Libertad Intransigente

Y ahora estoy aquí... Esperándote.
Detrás del roble de 100 años.
Detrás del vaho de mi respiración, en medio del hielo y la madrugada.
Detrás del reflejo de mi rostro sobre la luna.

Y ahora estoy aquí... Acechándote.
Con un paquete de cigarrillos.
Con las esperanzas de poder verte.
Sintiendo miedo, por solo tocarte.
Viéndote en la obscuridad, pidiendo prestado al viento un momento junto a ti.

Y ahora estoy aquí... Amándote.
Con una pistola y un paquete de sandwiches.
Nadando en sangre.
Escribiendo tu nombre en mi piel...
... Con alfileres y bombones.

Y ahora estoy aquí... Odiándote.
Odiando tu amado rostros.
Odiando tus bellos labios.
Odiando tu nombre.
Odiando el momento en que mi alma salio de mi cuerpo, para arrastrarse a un lado de ti, cual perro faldero al que solo se le puede profesar un poco de lastima y demasiada indiferencia.

Y ahora estoy aquí... Marchándome.
Llevando conmigo un recuerdo.
Llevando conmigo parte de tu cuerpo.

Y ahora estoy aquí... Enterrándote.
Enterrando tu presencia.
Debajo de hierbas de olor y color sabor muerte y café de grano.
Viendo una vieja película de terror.

Descansando mis talones en la tumba que lleva tu nombre, donde aparte de ti y la alusión a tu cabello, esta mi corazón desgarrado por dentro. Viendo los olores del arco iris, olores que evocan los segundos antes de que te metieras tan dentro de mí, que sacarte es regresar contigo. Oliendo sonidos como un roedor detrás del una buena banda, una banda que toca solo con los ojos, bailando con los dedos y sus mil formas de decir te quiero. Escuchando colores, fumándome al cielo, en donde se ve la mascara que es tu rostro, detrás de la nube que inventamos, esa nube que en un cielo azul-claro es la única que tiene la tonalidad de tu piel, el olor de tu pasión, la música del correr de tu sangre por debajo de mis emociones...