Sonidos que viajan. Luces con matices blanco y negro. Donde los sueños se decantan por ondas, viajando a través del espacio donde el tiempo es irrelevante, en el vació de un vaso de cristal roto. Viviendo lentamente, imperceptiblemente. Notas musicales volando, llenando los rincones del alba, llegando hasta tu cuerpo.
Sonidos que duermen. Y te acarician el rostro. Bebiendo el elixir que sale de tu respirar entrecortado. Queriendo meterse en tus pensamientos, poblar tus sueños de viajes fantásticos a través de las tierras que hemos creado. Creando falsas ilusiones y ruido blanco.
Queriendo besar tu cuello. Decirle a tus pies la belleza que ocultan tras esas medias color carne. Acariciando tu vientre en finos movimientos, oliendo, recordando cada poro de tu cuerpo. Sintiendo tu calor.
Besar la punta de tu nariz, tu nuca. Perderme entre la espesura de tu cabello enmarañado, viviendo el sueño de un loco cualquiera al que se le ha permitido la entrada a la casa de los deseos, donde el limite es el cielo de los inmortales al tenerte junto a mí en un viaje de placer, donde se nada entre estrofas de canciones de mil géneros distintos, mezclándose entre nosotros, jugando con nosotros, siendo parte de nosotros...
Ruido blanco. Te amo. Ruido blanco. Te amo. Ruido blanco. Te amo. Ruido blanco. Te amo...